La UE ha legislado en materia de reparación y renovación de componentes, la batería en concreto, y esto sin duda afectará al diseño futuro de los terminales que lancen al que es el segundo mercado del mundo, el europeo.
Aunque quede lejano, hubo un tiempo en que en casi todos los teléfonos se podía extraer la trasera para dejar al descubierto la batería. Esto era habitual desde los teléfonos más asequibles hasta los buques insignia de la época.
Con el paso de los años, se fueron sustituyendo los materiales de construcción por cristales y otras partes no removibles, consiguiendo así un cuerpo único que precisa de herramientas como pistolas de calor, etc… para desmontarlos.
Esto, que casa muy bien con las exigencias del mercado de ofrecer productos con una acabado premium, casa muy mal con la cada vez más común tendencia de facilitar las autoreparaciones y los cambios de piezas y componentes por uno mismo, incluyendo la batería. Y aquí es donde entra el Parlamento Europeo, quien recientemente ha legislado, por abrumadora mayoría, la obligatoriedad de que los dispositivos electrónicos cuenten con la posibilidad de cambiar fácilmente su batería por una nueva.
Y ahí está el quid de la cuestión. No bastará con que se permita el cambio de baterías. Éste debe poder hacerse de una manera sencilla, como ocurría antes con los móviles. Esto es sin duda un problema de diseño para Samsung y otros grandes fabricantes como Xiaomi, Apple o Google, quienes han abrazado hace años los smartphones de cuerpo único.
Se vuelve a cumplir el dicho de que EE.UU. y Corea ponen la tecnología y la UE pone los derechos de los consumidores
Está por ver cómo se va a materializar todo esto, pero puede suponer un gran quebradero de cabeza para los fabricantes, como Samsung, quienes al final quizá se vean obligados a volver al pasado y ofrecer diseños con trasera removible.
Aunque la legislación solo afectaría a los terminales comercializados en la Unión Europea, lo cierto es que hablamos del segundo mayor mercado del mundo con cerca de 450 millones de ciudadanos (y potenciales consumidores) y eso las marcas no lo pueden pasar por alto. Tampoco es viable, a priori, hacer dos modelos por cada terminal. Una cosa es adaptar un procesador, otra rediseñar de 0 todo el dispositivo, por lo que es muy probable que sí se materializa la obligación de ofrecer la posibilidad de hacer un cambio fácil de batería, esto se extienda el resto de mercados por rebote.
Habrá que estar pendientes de como evoluciona la legislación, que tan solo ha dado el primer paso de una larga caminata hasta materializarse en legislación comunitaria y nacional de cada Estado miembro.