Recuerdo con mucho, mucho cariño, mi paso por Windows Phone. El sistema operativo de Microsoft era rápido, estable y muy satisfactorio. En lo estético, a mi me encantaba el sistema de “tiles” que eran esos azulejos que dejaban información. Entiendo que había mucha gente que los odiaba, pero a mi me apasionaron tanto que incluso tras la muerte del sistema operativo seguí usando launchers como Launcher 10.
Todos mis teléfonos eran Nokia, ya que era la que mejor experiencia conseguía ofrecer con este sistema, al haber sido adquirida por la propia Microsoft tenías la certeza de que tendría mucho mejor soporte. Pero hubo otros fabricantes que apostaron, tímidamente, por este sistema operativo. Y Samsung fue quizá, después de HTC y Nokia, la que más se comprometió con Windows Phone.
No me malinterpretes, Windows Phone era literalmente Nokia haciendo teléfonos para Microsoft con su sistema operativo. La cuota de mercado de otros fabricantes era testimonial. Incluso un gigante como Samsung veía esta opción como algo muy secundario. Por hacer un símil, apoyaron más a Tizen, que a todas luces era un sistema verde, que a Windows Phone, que era un sistema mucho más maduro y con opción de llegar a las masas.
El primero de los móviles de la firma surcoreana fue el Samsung Omnia 7, un teléfono robusto y potente que destacaba por eso, ser duradero. Y ojo porque las specs eran muy aceptables para la época, pantalla SUPER AMOLED de 800X480, un Snapdragon QSD8250 a 1Ghz, y 521MB de RAM. Hoy todo esto nos suena a cacharro inútil, pero te aseguro que para la época era bastante top al precio al que salió.
Sin embargo no hubo muchos modelos que apostasen por Windows Phone 7 por parte de los surcoreanos, después esperarían un tiempo a ver que tal le iba al prometedor Windows Phone 8, y así llego el Samsung ATIV, que si era algo más serio y formal. El hardware no era tope de gama, ahí era imposible competir con los Nokia 820 de turno, pero si que era bastante capaz y solvente.
Sin embargo pese a la ingente cantidad de dinero que se gastó Microsoft en potenciar su sistema operativo, la realidad es que Google no se lo puso nada fácil, y un móvil sin YouTube o Gmail… pues eso, está condenado a morir. Tras la negación y veto de la gran G a lanzar ahí sus apps, muchos fabricantes cerraron el soporte como Meta con WhatsApp, que dicho sea de paso, fue de las últimas en cerrar el chiringuito.
Tener un Windows Phone era como conducir un Ferrari por las calles de tu pueblo, todo llegaba mucho más tarde o directamente no llegaba. Así que viendo el panorama, fabricantes como Samsung abandonaron el barco y dejaron hundirse esta alternativa.
Aunque decir que es la experiencia es similar a tener un Windows Phone sería mentir descaradamente, si tienes curiosidad por ver como iba la interfaz del OS de Microsoft para móviles, echa un vistazo a Launcher 10, que está bastante bien conseguido.
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